En una relación de pareja se unen dos personas con distintos valores, vivencias y expectativas, por lo tanto, es lógico que vayan a aparecer conflictos. Muchas veces el propio concepto de la palabra “pareja” ya puede tener un significado diferente para cada uno de sus miembros (en cuanto a independencia, compromiso, apoyo…).
Para conseguir manejar esas diferencias y establecer una base sólida, con el objetivo de no tener que llegar a hacer una terapia de pareja, es importante cultivar los siguientes factores:
Comunicación y escucha activa
Implica expresar lo que sentimos y pensamos de forma asertiva (teniendo en cuenta los sentimientos del otro, poniéndonos en su piel y tratando de no emitir juicios previos ni hacer críticas destructivas) con el fin de entendernos mejor y llegar más fácilmente a resolver los problemas que aparecen. Esta actitud a la hora de comunicarnos favorece el respeto y la confianza mutua, algo básico en una relación de pareja. Este tipo de comunicación no siempre es fácil de llevar a la práctica, pero por suerte es una habilidad que se puede llegar a aprender con la ayuda adecuada.
Lo tuyo, lo mío y lo nuestro
Es importante tener espacios propios y otros compartidos. Mantener aficiones que el otro no comparte o quedar con amistades por separado, fomenta el enriquecimiento personal y aporta vivencias al otro miembro de la pareja. Esto requiere confianza, respeto, aceptación y tolerancia.
Atracción física
Al principio de la relación tratamos de estar siempre atractivos para nuestra pareja, sin embargo, con el tiempo acabamos descuidando nuestra apariencia, y acabamos mostrando una dejadez que a veces puede incluso bajar nuestra autoestima. No se trata de estar sólo pendientes del físico, sino de sentirnos bien en nuestra piel para mostrarnos seguros de nosotros mismos. Si te encuentras atractivo/a se lo harás notar a tu pareja, estarás de mejor humor y ambos estaréis más receptivos.
Atracción intelectual
Se trata de mantener actividades diferentes que puedan compartirse y de las que se puedan seguir enriqueciendo el uno al otro. Leer, ir a clases de baile, ir a un concierto de música…o realizar actividades por separado, para mantener la independencia y a la vez compartir esas experiencias vividas después con tu pareja. De esta manera, las conversaciones se vuelven más amenas, y se consigue mantener el interés.
Atracción afectiva
Es la base del vínculo afectivo, el amor, la ternura, el cariño, que la otra persona nos importe y deseemos su bienestar.
Actualización
El trabajo permanente en la relación de pareja: cómo me siento yo conmigo mismo, cómo me siento yo contigo, y cómo siento a “nuestra pareja”. Poder establecer espacios para hablar sobre ello libremente, permite estar al tanto de los cambios que se van produciendo, favorece una adaptación más adecuada a estos cambios y ayuda de este modo a mantener el proyecto de vida común.
En algunas ocasiones, hay parejas que a pesar de su esfuerzo no encuentran el modo de superar una crisis. Es ahí donde una terapia de pareja les puede resultar muy útil para enseñarles recursos y conseguir una relación de pareja más satisfactoria.