La depresión suele producirse ante situaciones difíciles de nuestra vida, por fracaso en los estudios, fracasos amorosos, o por enfrentarnos a situaciones especialmente estresantes:
- Enfrentarnos a etapas nuevas de independencia y libertad, con lo que dejamos de tener la protección que teníamos antes en casa.
- Problemas en la familia, como separaciones o divorcios.
- Elecciones que tienen que ver con el futuro.
- Ruptura de pareja.
Sin embargo, en ocasiones no parece haber un desencadenante único para experimentar episodios depresivos, sino que pueden llegar a ser el cúmulo de varias experiencias a lo largo de nuestra vida, que de repente y sin un desencadenante específico que podamos reconocer, acaba terminando en un estado de depresión.