La terapia cognitiva comenzó a utilizarse en 1960, con Aaron Beck, psicólogo que inventó esta nueva manera de hacer terapia con el fin de tratar la depresión.
Actualmente este tipo de terapia ha ido evolucionando y se aplica con éxito en diversos tipos de trastornos: trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de pánico, ansiedad generalizada, hipocondría, etc. Sin embargo, no sólo se utiliza para mejorar trastornos diagnosticados como tales, sino también como apoyo para mejorar problemas no clínicos, como por ejemplo inseguridad, baja autoestima, o un patrón negativo en la manera de interpretar las cosas (la típica persona que “lo ve todo negro”).
¿En qué consiste la terapia cognitiva?
La terapia cognitiva trata de proporcionarle al paciente las herramientas necesarias para poder resolver sus problemas, ayudándole a enfocarlos desde una perspectiva más realista y racional. Todos interpretamos la realidad en base a nuestras vivencias, educación y valores que hemos ido adquiriendo a lo largo de la vida, y esto explica porqué nadie experimenta de la misma manera una misma situación.
Con un ejemplo práctico se podrá entender mucho mejor:
Pablo va caminando por la calle tranquilamente, y de repente se le queda mirando una mujer fijamente. Algo en principio neutral a nivel emocional le puede hacer sentir diferentes emociones en función de cómo interprete lo que ha sucedido:
a) Se sentirá alegre si piensa: “Se ha fijado en mí porque posiblemente le resulte atractivo”.
b) Se sentirá triste o avergonzado si piensa: “Seguro que tengo mal aspecto, voy haciendo el ridículo porque la gente se me queda mirando”.
c) Se sentirá enfadado si por el contrario piensa: “Quién se habrá creído que es ésa…Me ha mirado desafiante…”
La situación es la misma en los tres casos, pero el pensamiento que tenga sobre la situación, cómo la interprete, hará que sienta una emoción u otra.
En terapia, lo que se trata es de enseñar al paciente a analizar sus patrones de pensamiento, y cómo le están condicionando en su día a día, y ayudarle después a enfocar sus problemas de manera más objetiva y racional.
Seguro que tú conoces a dos personas que han sufrido las mismas vivencias negativas, y sin embargo han tenido una manera de afrontarlas totalmente diferente (hundiéndose y dándose por vencida una, y luchando y saliendo poco a poco adelante la otra). De esto trata la terapia cognitiva: no es la situación la que te hunde o te hace seguir adelante, sino cómo interpretas tú esa situación y lo que te dices a ti mismo en ese momento. Son nuestros pensamientos los que regulan las emociones, y en base a ellos reaccionaremos positiva o negativamente frente a la situación.
“Nuestra mayor libertad es la posibilidad de elegir nuestra actitud” (Viktor Frankl)
(Continuará…)