Una alimentación desequilibrada puede producir carencias de vitaminas o minerales que dan lugar a síntomas tales como apatía, cansancio, nerviosismo, irritabilidad, falta de atención, etc. propios de la depresión.

Ciertos nutrientes son necesarios para que nuestro sistema nervioso funcione correctamente. Es muy importante comer con la frecuencia adecuada alimentos ricos en:

  • Hidratos de carbono: Proporcionan glucosa al cerebro, que es el nutriente energético que necesita para funcionar: pan, arroz, pasta, patatas, legumbres, frutas, miel.
  • Triptófano: Esta sustancia está relacionada con los niveles de serotonina en sangre, que modula el estado de ánimo y el afecto, así como el sueño saludable: huevos, lácteos, carnes, pescados, frutos secos, legumbres (soja especialmente), frutas (plátano, piña).
  • Vitaminas del grupo B: Estas vitaminas son las que más afectan al buen funcionamiento del sistema nervioso. Su carencia provoca irritabilidad, falta de concentración y de memoria y cansancio. Se deben comer alimentos tales como: soja fresca, germen de trigo, carnes, pescado azul, huevos, frutos secos (anacardos, pipas), legumbres, levadura de cerveza, hígado y vísceras.
  • Ácidos grasos esenciales: Rico en alimentos tales como aceite de semillas, margarina 100% vegetal, cereales integrales, aceite de onagra y germen de trigo.
  • Hierro: Su carencia provoca cansancio, apatía y falta de concentración. Los alimentos más concentrados en este mineral son almejas, mejillones, morcillas, hígado, carnes, legumbres, germen de trigo. (Si se combinan con alimentos ricos en vitamina C se consigue una mayor absorción de hierro).

 

Es importante, por lo tanto, mantener unos hábitos de vida saludable, como seguir la dieta mediterránea, rica en estos alimentos y baja en grasas, y realizar ejercicio físico continuado, que a su vez libera endorfinas y nos proporciona energía y vitalidad para ayudarnos a combatir los síntomas depresivos.